Frases de George Whitefield sobre la vida cristiana
Cita → Nada es más generalmente conocido que nuestros deberes que pertenecen al cristianismo; y sin embargo, cuán asombroso es, nada se practica menos.
Cita → Entre las muchas razones asignables para la triste decadencia del verdadero cristianismo, quizás el descuido de reunirnos, en sociedades religiosas, no sea una de las menores.
Cita → Si tus almas no fueran inmortales, y estuvieras en peligro de perderlas, no te hablaría así; pero el amor de tus almas me obliga a hablar: creo que esto me obligaría a hablarte para siempre.
Cita → La gran e importante tarea que incumbe a los cristianos es guardarse de toda apariencia de mal; vigilar contra los primeros levantamientos en el corazón hacia el mal; y tener una guardia sobre nuestras acciones, para que no sean pecaminosas, ni siquiera parezcan serlo.
Cita → No, la religión de Jesús es una religión social.
Frases de George Whitefield sobre la humanidad y la salvación
Cita → En el día del juicio todos nos volveremos a encontrar.
Cita → Para predicar más de media hora, un hombre debería ser un ángel él mismo o tener ángeles como oyentes.
Cita → El juez está a la puerta: el que viene vendrá y no tardará: su recompensa está con él.
Cita → Ojalá los incrédulos aprendieran del fiel Abraham, y creyeran todo lo que se revela de Dios, aunque no puedan comprenderlo completamente. Abraham sabía que Dios le mandó ofrecer a su hijo, y por lo tanto creyó, a pesar de que el razonamiento carnal pudiera sugerir muchas objeciones.
Cita → La razón por la que el Hijo de Dios tomó nuestra naturaleza fue la caída de nuestros primeros padres.
Conclusión
Al cerrar este recorrido por las inspiradoras palabras de George Whitefield, recordemos el impacto profundo de su mensaje. «No puedo detenerme; debo seguir adelante. El deber está llamando». Esta frase nos incita a actuar con un sentido de urgencia y propósito en nuestra vida diaria, reconociendo que cada momento es una oportunidad para servir y crecer en nuestra fe.
«Siembra en el tiempo de siembra, y cosecharás en el tiempo de cosecha». Whitefield nos recuerda la importancia de la paciencia y la perseverancia. Al sembrar buenas acciones y mantenernos firmes en nuestra fe, podemos esperar una cosecha abundante de bendiciones y crecimiento espiritual en el tiempo adecuado.
«El Espíritu de Dios no sólo nos ilumina, sino también nos transforma». Esta reflexión subraya el poder transformador de la presencia divina en nuestras vidas. Al abrir nuestros corazones al Espíritu, permitimos que nuestras acciones, pensamientos y vidas enteras sean moldeadas y renovadas.
«Es más fácil predicar diez sermones que vivir uno». Con esta verdad, Whitefield nos desafía a alinear nuestras acciones con nuestras palabras. La verdadera prueba de nuestra fe se manifiesta en cómo vivimos cada día, demostrando amor, integridad y compasión a través de nuestras acciones.
Finalmente, «Que mi nombre se pierda, que mi vida se desvanezca en la eternidad, pero que Cristo sea exaltado». Whitefield nos ofrece una perspectiva de humildad y devoción total. Nos invita a poner nuestra vida al servicio de un propósito mayor, exaltando valores espirituales por encima del ego y el reconocimiento personal.
Al reflexionar sobre estas enseñanzas, llevemos con nosotros el espíritu de George Whitefield, dejando que sus palabras inspiren y guíen nuestra jornada de fe y transformación personal. Que sus frases nos impulsen a vivir con pasión, propósito y una dedicación inquebrantable a nuestros valores espirituales.